El libro se presentó en el salón de actos de la Autoridad Portuaria de Alicante el pasado mes de febrero. Forma parte de una línea editorial que lleva a cabo la Consellería de Infraestructures, Territori i Medi Ambient de la Generalitat Valenciana en colaboración con la Cátedra Demetrio Ribes UV-CITMA, que tiene como objetivo difundir análisis y estudios históricos sobre el transporte y el comercio en el Mediterráneo y que se inició en 2007 con un primer tomo dedicado a Valencia.
Se recoge en esta publicación el resultado de un proyecto que analiza los diferentes aspectos del comercio marítimo en la Comunitat Valenciana, y en este caso en Alicante, desde los orígenes hasta el momento actual. La historia del comercio invita a describir los itinerarios seguidos a lo largo de los siglos por las mercancías y los hombres, a través del paso lento de las caravanas, de los carros y caballerías, a través de la estela de los pesados navíos o a través de los rápidos transportes modernos. Son rutas que viven y mueren, que son deseadas, permitidas, peligrosas, resucitadas, dependiendo de los centros de gravedad del negocio, del equilibrio entre los intercambios o de la aparición de nuevas necesidades y de nuevas mercancías.
Los cambiantes destinos de la Historia ilustran las modificaciones de esa carta de itinerarios del comercio. La desaparición de una civilización, la aparición de nuevos reinos, el perpetuo movimiento de los hombres, o simplemente la evolución de las prácticas políticas y de las formas de pensamiento, son causas más o menos evidentes que obligan a perpetuar o mantener un itinerario, a desertar una ruta o a aventurarse a nuevas vías de comercialización.
A su vez, el medio natural dicta sus condiciones y las realidades de la geografía impone también a los navegantes, a tener sus paradas obligadas, lugares de desembarco, y buscar los itinerarios naturales. Es evidente que la ingeniosidad y el trabajo de los hombres busca sin cesar la forma de salvar los obstáculos impuestos por la naturaleza a la circulación de los bienes. En este sentido, los medios de transporte han evolucionado siempre hacia una mayor capacidad y velocidad; las técnicas de localización y orientación han mejorado ostensiblemente en cada periodo histórico mientras que la ingeniería portuaria ha prestado un gran servicio para facilitar que el comercio se desarrollara cada vez de una forma más directa y más fácilmente.
El libro se subtitula “Cultura del Mar”, conciencia histórica que ha sido decisiva en la actual configuración del Mediterráneo y de Europa. Alicante posee una conciencia ya consolidada desde tiempos remotos en la costa y en el siglo XXI, merced a su puerto, a su tamaño, a su diversificación y a su tradición comercial mediterránea, posee todos los factores para ser clasificada como centro neurálgico en el comercio mediterráneo y global.
Los grandes ejes que estructuran esta publicación son: el litoral alicantino como espacio económico y su legado cultural, las rutas y los mercados, las mercancías y los lugares de intercambio, sus protagonistas. Son temas totalmente interrelacionados pero que permiten hacer una lectura continuada o independiente, ya que en ellos se relata su historia, siempre desde sus orígenes a la actualidad. Es la historia del comercio en territorio alicantino, una historia compleja por los numerosos factores a observar, pero que podemos resumir en ese reencuentro continuo entre la historia de los hombres, de las técnicas y de su medio geográfico. Junto a esos cuatro grandes temas, existe una tercera lectura, conformada por un conjunto de fichas que se han ido intercalando al final de cada texto de las 20 colaboraciones.
En la primera parte se plantea una visión unitaria de la actividad marítimo comercial de la provincia de Alicante y en concreto del puerto de Alicante, realizada por Juan Ferrer, Director del Puerto, sobre la base de un análisis de las características geográficas de la zona respecto de las rutas marítimas, la morfología de la costa y las vías de comunicación terrestre, en el que se explica el devenir del comercio y del puerto de Alicante, siempre ligado al contexto geopolítico del momento. Le sigue el trabajo de Inmaculada Aguilar, Responsable de la Cátedra Demetrio Ribes UV-CITMA, que constituye una aportación indicativa del enorme legado cultural que supone el mar y la actividad portuaria. Un legado, el cartográfico y documental, que se puede contemplar a lo largo de todo el libro. Un legado que nos aporta no sólo el registro visual de un paisaje marítimo y portuario, sino la historia de la intervención del hombre sobre la costa, una historia que relata sus dificultades y aciertos, las diferentes intenciones políticas y organizativas del estado, sus escenarios económicos, científicos, comerciales, etc.
La segunda parte, bajo el título de “Las rutas del Gran Comercio”, es la más extensa, y recoge una historia detallada del comercio marítimo. Hay diez colaboraciones, que van analizando, periodo por periodo, siglo por siglo, la evolución del comercio marítimo de Alicante y su territorio, a través de sus rutas, de su legislación, de sus mercados, de los destinos de las mercancías, de su desarrollo económico. Así, desde la Fonteta de Guardamar, pasando por el periodo romano y medieval, el inicio de la historia del puerto de Alicante en el siglo XV, su desarrollo económico y comercial a partir del siglo XVIII o el auge que se produce a partir del siglo XIX y sobre todo en el siglo XX y XXI; el comercio a través del mediterráneo nos ha dejado una compleja, rica y apasionante historia. Dar a conocer esta historia hasta la actualidad es uno de los éxitos de este libro. En él se aborda vez una visión integral y compleja, donde geografía, economía, ingeniería, ciencia, tecnología, ciencias sociales, historia, legislación, serán las disciplinas en que se apoyan los trabajos.
La tercera parte del libro se dedica a las mercancías y destaca productos como el vino, el aceite, las pasas, la cerámica y la sal. Es el origen de los grandes intercambios que definen el comercio en la costa alicantina. Hasta finales del siglo XVIII, en que se modifica de manera revolucionaria los transportes y las técnicas de producción, las mercancías del comercio se movían en pequeños volúmenes. Ellas respondían a dos tipos de demandas en apariencia opuestas: el gusto por la mercancía de lujo y el consumo vital de primera necesidad. En ambos casos se trataban de productos raros, no asequibles en su propio territorio. La demanda y la oferta de estos productos permite conocer los desplazamientos del comercio. En el devenir del tiempo, el volumen del comercio ha ido creciendo a la par que la composición de las mercancías se ha diversificado casi hasta el infinito. Multitud de productos son importados y exportados a través de todo el Mediterráneo y del mundo entero. Este desarrollo adquiere su máxima potencia con la industrialización y este aspecto puede observarse claramente en el devenir del puerto de Alicante en los dos últimos siglos.
El cuarto capítulo se dedica a los navegantes, comerciantes, ingenieros del puerto, viajeros, turistas, empresarios, consignatarios, instituciones, a todos aquellos que han sido protagonistas y agentes de esa relación y gestión con el mar. El mercader, el marino, el pirata, aportaban esa posibilidad de una apertura a otros horizontes, a otros mercados, introduciendo en la ciudad replegada el fermento a lo lejano. Este aspecto evolucionó con la llegada de la modernidad. La nueva mentalidad de la edad industrializada cambia no sólo los modos y formas del gran comercio en el Mediterráneo, sino también el uso de los espacios litorales. Así se nos presenta la figura del comerciante y la fórmula de las sociedades anónimas, el libre-cambio, que permite la constitución de un mercado mundial. Se fundan diferentes instituciones para la gestión del comercio portuario. Nace el turismo a partir de las primeras actividades balnearias convirtiéndose en uno de los sectores más importantes de nuestra economía. Relacionada con él, hay que referirse a la navegación deportiva y de recreo. Una actividad de gran desarrollo en la Bahía de Alicante. Los ingenieros del puerto de Alicante hicieron posible estos cambios adecuando el espacio portuario con nuevas infraestructuras que han facilitado, no sólo estos nuevos usos y nuevas ofertas de ocio y turismo, sino que han potenciado los intercambios comerciales, reduciendo los costes de transporte, impulsando la competividad empresarial y el crecimiento económico. Alicante en su gran diversidad de acciones ha mantenido su vocación marinera.
Sin duda una publicación que por su contenido, edición e información gráfica, será sin duda una obra de consulta y referencia y, seguro, punto de partida para nuevas investigaciones.