La música en Cartagena de Indias

11 Dicembre, 2016

Cartagena de Indias ha sido una ciudad musical desde antes de que los españoles la descubrieran y colonizaran. En ese mismo sitio donde los españoles levantaron la ciudad con sus majestuosos templos, inmensas casonas, amplias plazas, bellos parques, románticas callecitas, murallas impenetrables y gloriosas fortalezas, habitaban aborígenes a quienes los españoles llamaban indios. Estos llamaban a su aldea Kalamarí, habitada por indios kalamaríes que eran hombres y mujeres fuertes bronceados por el sol dedicados a la pesca y a la caza.

Algunos historiadores dicen que la palabra Kalamarí proviene del vocablo cangrejo, crustáceo que vive en huecos hechos por ellos a las orillas de las ciénagas. La cantidad de cangrejos era exorbitante y eran apetecidos por los indios para su alimentación. Hay otros historiadores que dicen que el significado de la palabra kalamarí era “territorio costero importante” o sea que era un poblado muy importante dentro de todo el territorio que bordea el mar Caribe.

Nuestros aborígenes tenían sus cantos, bailes e instrumentos musicales que se asemejaban a los cantos y bailes de la región insular y continental del mar Caribe. Es muy posible que haya mucha similitud con los cantos y bailes Areítos de los indios Taínos de Cuba, Quisqueya y Borinquen. Dicen los historiadores que en tiempos precolombinos había muchas clases de bailes y danzas entre los aborígenes con nombres de animales: la danza de los armadillos, la danza de la comadreja, la danza del ciempiés, etc. Incluso en los carnavales y fiestas carnestoléngicas actuales hay danzas y bailes que vinieron de aquella época, como la danza del cocodrilo o del caimán, la del gallinazo y la danza de los diablitos. Los instrumentos utilizados por los indios kalamaríes eran: el caracol, tomado de la concha del caracol, los fotutos, que eran flautas rudimentarias hechas con las ramas del árbol del papayo, las maracas elaboradas con la concha del fruto del totumo y el tambor confeccionado con un tronco ahuecado que se golpeaba con un mazo. Durante las danzas se embriagaban con brebajes hechos con vinos de palmeras cuyo fruto era el corozo y chichas que hacían fermentando la yuca y el maíz.

Pero en el año 1533, Don Pedro de Heredia atraca con sus barcos en la aldea Kalamarí y se toma esta pequeña región conformada por varias islas y desaloja de ellas a la fuerza a los indios kalamaríes y funda la muy noble y muy leal ciudad de Cartagena de indias, llamada así por la similitud que encontró con la Cartagena de España. Empieza entonces el proceso de colonización de la ciudad y la región que para unos fue bueno porque trajo el progreso del viejo mundo, sus costumbres, su idioma, su religión y su raza; pero para otros, detestable por la forma tan arbitraria y sangrienta como se hizo. Los españoles al fundar las ciudades y pueblos traían sacerdotes que enseñaban a los aborígenes música religiosa principalmente y también introdujeron instrumentos musicales como la trompeta, el clarinete, el trombón y demás instrumentos de viento y de percusión, para conformar bandas que tocaban retretas en los parques y acompañaban las procesiones. Esta costumbre todavía existe en pueblos y ciudades de la región y de donde nacieron muchos de nuestros músicos. Estas bandas interpretaban además de música religiosa, música europea, como valses, mazurcas, polkas y música clásica.

Sucede otro fenómeno importante en la ciudad. Los españoles vieron que los aborígenes no eran lo suficientemente fuertes para lograr las edificaciones y las fortalezas que necesitaban para protegerse de los piratas, por lo que trajeron hombres de raza negra del continente africano, que eran más fuertes y resistentes al sol y a las inclemencias del clima y a los azotes, para obligarlos a realizar las labores pretendidas. Estos esclavos negros también tenían su música basada principalmente en tambores de diversos tamaños y formas los que proporcionaban un ritmo único e inimitable.

Ese convivir entre el indio, el negro y el blanco que posteriormente se unieron y mezclaron arrojó una forma de vivir y una cultura original. A los habitantes de Cartagena, desde las más altas esferas sociales hasta los más humildes indiecitos y esclavos les apasionaba el baile y la música. En las fiestas se hacían fandangos acompañados de gran desorden que el aguardiente y vino acrecentaba.

Había en la época de la colonia dos clases de baile. Al llegar la armada de galeones con alimentos y demás productos de Europa se formaban verdaderos fandangos a los cuales asistían gentes de todas las clases sociales, incluyendo zambos, mestizos y criollos, blancos pobres, mulatos y españoles que quisieran asistir, en ellos se tocaba música alegre y bulliciosa como los fandangos españoles y música criolla de indios y africanos. Otros bailes se celebraban en las casas de distinción o sea en las mansiones de españoles o blancos de Castilla, con algunas danzas que imitaban a las de España como el minué, la contradanza, el regodón, la jota, las seguidillas y otras formas musicales del viejo continente.

Otro hecho que influyó muchísimo en el baile y la danza en tiempos de la colonia fue las fiestas de la Candelaria que se celebraban en la colina de la Popa, pequeño cerro que sobresalía en la ciudad y en cuya cima se construyó una iglesia y un convento en homenaje a la Virgen de la Candelaria, cuyas fiestas se celebraban el 2 de febrero y días antes, para conmemorar la purificación de la Virgen, 40 días después del nacimiento del niño Jesús. En estas fiestas se realizaban bailes a los que asistían por separado las castas cartageneras: los blancos de Castilla, los blancos criollos, los pardos, los indios o aborígenes y los esclavos negros. Los blancos de Castilla celebraban sus bailes con música de viento de las bandas del regimiento militar y la música que bailaban era al comienzo el minué que era muy monótono y aburrida pero posteriormente tocaban la contradanza que era mucho más alegre por lo que despertaba el entusiasmo de los jóvenes. Los blancos criollos realizaban fiestas en sus casas y bailaban al son de los grupos musicales que tocaban música de cuerdas. Los pardos que eran una casta de mulatos y mestizos bailaban al son de las arpas y las flautas. Los indios bailaban al son de la gaita, especie de flauta a la manera de zampoña haciendo ruedas alrededor de los gaiteros. Los negros hacían sus bailes con tambores a los que bautizaron con los nombres de “llamador y alegres” a ese ritmo le pondrían el nombre de currulao o mapalé. Se dice que de esta mezcla de las gaitas de los indios con los tambores de los negros nace la “Cumbia”, que es el ritmo musical que identifica a nuestro país en el exterior. La palabra cumbia se deriva del término africano “Cumbé” que significa fiesta y alegría.

A principios del siglo XX y hasta la década de los 30 de ese siglo el ambiente musical en Cartagena era muy parecido al de la época de la colonia. La gente rica en los clubes y salones solo bailaban música del viejo continente principalmente valses, polkas, contradanzas, etc., también algo del jazz norteamericano y de son cubano. Dejando para la gente pobre los fandangos en la plaza pública con música afro indígena como el mapalé, la gaita, el porro, la cumbia, etc.

Pero en la década de los treinta del siglo pasado ocurren tres fenómenos muy importantes en la ciudad de Cartagena que posteriormente redundarían en todo el país.

El Señor Daniel Lemaitre Tono, un personaje rico y multifacético, decide componer música popular con los ritmos que solo tocaban y bailaban la gente del pueblo. Compuso canciones populares como “Sebastián rómpete el cuero”, “Negrito Chambaculero”, “José Luis”, “Caramelito” y otras que fueron éxitos rotundos y lograron el beneplácito de la élite cartagenera.

Llega a la ciudad en esa misma época uno de los más grandes músicos y compositores de música popular en Colombia, Luis Bermúdez Acosta, “Lucho Bermúdez”, originario del Carmen de Bolívar un pueblo a dos horas de Cartagena, decide interpretar l con su orquesta, con el formato de jazz, los aires musicales populares en los ritmos de cumbia, porro y gaita principalmente. Al elegantizar los ritmos populares obtuvo que ellos se pudieran tocar en los clubes sociales y salones de baile de la gente rica de Cartagena. Fenómeno que imitarían posteriormente en las ciudades de Barranquilla, Santa Marta, Montería y demás ciudades de la costa y algunos años más tarde en el interior del país. Lucho Bermúdez compuso muchísimas canciones, algunas de ellas hacen parte de nuestra antología musical colombiana, como “Salsipuedes”, “San Fernando”, “Carmen de Bolívar”, “Marbella”, “Prende la vela”, “Kalamarí” y varias dedicadas a la ciudad de Cartagena dentro de las cuales queremos destacar para la ocasión “Ciudad Porteña”, cuya letra dice:

Cartagena ciudad Porteña, por tu puerto y por tu mar, tu bahía belleza diseña, que nadie puede igualar. La tradición nos enseña que eres el puerto ejemplar, en ti natura vergeña, riquezas que han de envidiar. Jamás ciudad ribereña, te puede sobrepasar, tu bahía de Dios es la seña y es prodigio universal…

Y el tercer fenómeno importantísimo, en materia musical, es que se funda en la ciudad la primera compañía de grabaciones de discos de Colombia: Discos Fuentes, de don Antonio Fuentes López. Conllevando esta casa disquera a una promoción grandísima de músicos, cantantes y agrupaciones musicales. Nacen en Discos Fuentes famosas agrupaciones como “Pedro Laza y sus Pelayeros”, “Los Corraleros de Majagual”, con su cantante estrella el cartagenero Eliseo Herrera “el rey del trabalenguas” quien es a la vez un magnífico compositor, “Los Trovadores de Barú” con su cantante José Benito Barros, otro de los grandes compositores del país, “la Sonora Dinamita” con su director y cantante Luis Pérez Cedrón, nacido en el barrio Getsemaní de Cartagena, “La Orquesta A Número 1” del maestro Pianeta Pitalúa, “La Orquesta de Rufo Garrido”, “La Orquesta del Caribe” de Lucho Bermúdez, “La Orquesta Emisora Fuentes”, etc., etc.

Más tarde y después de que discos Fuentes se traslada para Medellín, el hermano menor de Toño Fuentes, José María Fuentes “El Curro”, funda en la ciudad “Discos Curro” otra compañía de grabación de discos. Hay que hablar también de Adolfo Mejía, maravilloso músico nacido en Sincé, departamento de Sucre en el año 1905 y quien arribó a Cartagena en 1916. En 1925 hace parte como pianista de la orquesta de Francisco Lorduy, una de las primeras bandas de Jazz del país. Adolfo, Mejía, también compuso música clásica y fue quien compuso la música del famoso bolero “Cartagena”.

En la década de los 60 hay una influencia muy grande en la ciudad de la música de las Antillas Mayores: De Cuba: la Sonora Matancera con cantantes famosísimos como Daniel Santos, Celio González, Celia Cruz y el barranquillero Nelson Pinedo; de Puerto Rico: Cortijo su Combo con su famoso cantante Ismael Rivera; y de República Dominicana, los merengues de Ángel Viloria con su cantante Dioris Valladares. Así, comienza en Cartagena a florecer el deseo por la música de aquellos países. Música que posteriormente se llamaría salsa cuyo precursor en Colombia fue “El Michi” Sarmiento, hijo de otro gran músico y compositor de la región Clímaco Sarmiento.

En la década de los 70 se desarrolla en Cartagena un movimiento de Bohemia teniendo como adalid a Sofronín Martínez Heredia, maravilloso guitarrista y cantante de boleros que todas las noches se presentaba con su grupo y su cantante Cenelia en el bar “La Quemada” en el centro de la ciudad. De esa Bohemia aparecen cantantes como Javier Martínez, Mati Tono, Amelia Gómez, Josefina Núñez, Jaime Morales y músicos como Lilo Guerrero y El Curro Angulo.

Como consecuencia al movimiento salsero de Michi Sarmiento, van apareciendo agrupaciones y cantantes como “Hugo Alandete y su grupo Melao”. Hugo Alandete, natural de la isla de Barú, era un magnífico cantante, improvisador y gracioso. Uno de los pocos que ostentan en Colombia el calificativo de “Sonero”.

Surge junto con el grupo de Hugo Alandete, en la década de los 80 una cantidad grandísima de agrupaciones de mucha calidad. Entre otros “El Nene y sus traviesos” de Víctor de Real “El Nene”, “La Monumental y sus perlas negras” con sus dos cantantes y bailarinas originarias del Chocó. Joe Arroyo, cantante y compositor cartagenero, que comienza a descollar con la famosa orquesta de salsa de Fruko y sus tesos y posteriormente con su propia orquesta “La Verdad”. Joe Arroyo compuso muchas canciones entre las que podemos destacar: La Rebelión, Amerindio, Echao pa´lante, Tumba techo, Musa Original, Mary, El centurión de la noche, etc. Uno de los más famosos cantantes cartageneros es Juan Carlos Coronel quien después de retirarse de la orquesta del Nene organiza su propia orquesta. Joseíto Martínez perteneció a los Latin Brothers cuyo director también era Fruko.

Aparecen agrupaciones que se hicieron famosas en toda Colombia como “los Inéditos”, “Los hijos del Sol”, “La Orquesta Barbacoa”, “Son Cartagena”, “Alfonso y su Octava Potencia”, “Toño y su combo” y cantantes y músicos como Nando Pérez, Lucho Vega, Mariano Pérez, Rey Arturo, Conrado Marrugo, etc. También aparece para esta época la cantante de vallenatos Patricia Teherán con su grupo compuesto de mujeres “Las Musas del Vallenato”.

A finales de la década de los 80 y principios de los 90 ocurriría un fenómeno musical que marcaría un hito en la ciudad: “El Festival de Música del Caribe”. Agrupaciones sobretodo de las Antillas menores visitarían la ciudad por una semana para enseñarnos sus ritmos como el Reegue, el Soka, el Calypso, etc. Este festival fue tan determinante en nuestra música que originó el fenómeno de la “Champeta” en Cartagena, el cual ha evolucionado con tal éxito que es uno de los aires musicales que más se oyen en la ciudad en este momento. Fueron sus iniciadores Viviano Torres, Álvaro el Bárbaro, el Afinaíto, Louis Towers, Ellio Boom, hasta llegar a los actuales como Mr. Black con el éxito “El serrucho” y Kevin Flórez con su éxito” mi nueva vecina”.

Hace unos años se viene promoviendo un Festival de Música Clásica a comienzos del año. El cual presenta a músicos de talla internacional, con el consiguiente beneficio para nuestros músicos.

En conclusión, en este momento en Cartagena hay una variedad muy grande de ritmos musicales. Si se recorren las plazas del centro se pueden ver agrupaciones bailando música típicamente folklórica como el mapalé y la cumbia. Hay sitios donde se oye y baila solamente salsa, otros de puro vallenato y otros de champeta, conformando una amalgama de ritmos y bailes para todos los gustos, tanto para el criollo como para el foráneo.


Head image:  Joe Arroyo, popular compositor e intérprete de música afrocolombiana que mezcló diversos ritmos del caribe creando el suyo propio.
(https://www.eltiempo.com/Multimedia/galeria_fotos/pasodeeltiempo/GALERIAFOTOS-WEB-PLANTILLA_GALERIA_FOTOS-9491864.html)

Article reference for citation:
Caviedes Hoyos Enrique Luis, “La música en Cartagena de Indias” PORTUS: the online magazine of RETE, n.32, December 2016, Year XVI, Venice, RETE Publisher, ISSN 2282-5789, URL: https://portusonline.org/es/la-musica-en-cartagena-de-indias/

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