El entorno portuario ha constituido a lo largo de su historia uno de los referentes estratégicos para una ciudad como Santander. Si bien, las descripciones realizadas en los libros de viajes y el arte configuraron la imagen de este lugar con anterioridad al descubrimiento fotográfico, será su invención la que conceda al puerto de Santander un componente de realidad, de fidelidad al natural de la que carecía. La historia del puerto desde 1839, año de la presentación pública del daguerrotipo y, curiosamente de la construcción del faro de Cabo Mayor, ha ido pareja a este descubrimiento.
En un primer momento predomina el género del paisaje, vistas generales y panorámicas realizadas con largos tiempos de exposición y en los que cualquier movimiento producía un “barrido” en la imagen final. Con el paso del tiempo, se incluye el elemento humano y se diversifican los temas: deportes náuticos, trabajos portuarios, fiestas y acontecimientos históricos. La evolución de los procesos fotográficos (del daguerrotipo al revelado químico), los tiempos de exposición, los tamaños de los negativos, las cámaras, las ópticas y los soportes (del vidrio al plástico) así lo permitieron.
Será la fotografía viajera la primera que elija y difunda el puerto como hito más llamativo de la ciudad. En la década de los años sesenta del siglo XIX, el fotógrafo francés Jean Laurent incluye por vez primera el puerto en su catálogo de vistas fotográficas de España. A la fotografía viajera le seguirán las tarjetas postales, la prensa gráfica y las guías turísticas. De gran importancia fueron también las primeras vistas aéreas de la zona portuaria realizadas en la década de los años treinta del siglo XX por Salomón Limorti entre otros, y que acercaban al público una visión inalcanzable e insólita de la misma.
Pablo Isidro Duomarco. “Santander. Actividad portuaria en el muelle de Albareda”, 1892-1900. (Colección Víctor del Campo Cruz, Centro de Documentación de la Imagen de Santander, CDIS, Ayuntamiento de Santander)
Las fotografías más antiguas conservadas reflejan cómo el puerto ha sido testigo y protagonista de innumerables acontecimientos históricos. Durante décadas se convirtió en la puerta de entrada a la ciudad de los grandes dignatarios (reyes, presidentes, personalidades). Y, a su vez, en el lugar de salida de las tropas que partieron hacia la Guerra de Cuba o de aquellos que marcharon en la Guerra Civil. Fue dañado por la Catástrofe del vapor Cabo Machichaco en 1893 y por el incendio que asoló Santander en 1941. Fotógrafos profesionales como Courbon, Casimiro Yborra, Zenón Quintana, Leandro Desages, Pablo Urtasun, Pablo Duomarco, Linacero o Samot divulgaron mediante la prensa y los diarios de ámbito local todos los acontecimientos relevantes. Muchos tenían estudio abierto en la ciudad. Algunos, situados en buhardillas en busca de luz natural en la calle de la Ribera o las casas de los muelles, registraron con su cámara la transformación urbanística y el cambio de uso que los lugares colindantes a la bahía iban sufriendo. Los fotógrafos tampoco fueron ajenos a la actividad económica, y la fotografía industrial documentó la construcción naval, la aparición del ferrocarril, la actividad pesquera y el trabajo de estibadores, rederas y otras actividades portuarias.
La zona marítima constituía, por otro lado, el espacio elegido por la burguesía para la diversión y el encuentro -con sus batallas florales y sus paseos por el muelle-, y también el lugar predilecto por el pueblo para la organización de diversos actos en el tiempo libre, desde las verbenas en Puerto Chico hasta los viajes en los vapores corconeras. Los deportes tradicionales como la vela -iconografía en la que se especializó el marqués de Santa María del Villar, conocido fotógrafo aficionado- y las traineras, tuvieron también gran eco en la fotografía y el formato postal.
No se puede olvidar, para finalizar, el surgimiento del Sardinero como espacio balneario a mediados del siglo XIX y su transformación en núcleo de veraneo de los monarcas y su entorno aristocrático a partir de 1914, hecho que atrajo a fotógrafos de prensa de los principales rotativos nacionales que ayudaron a configurar una imagen aristocrática de Santander.
Head Image: Zenón Quintana. “Vista del Muelle-Santander”, 1885-1887. (Colección Víctor del Campo Cruz, Centro de Documentación de la Imagen de Santander, CDIS, Ayuntamiento de Santander)