Los retos de Cádiz para construir futuro

9 Novembre, 2019

Cádiz es una ciudad portuaria, una ciudad marítima porque si hay algo que está anclado en su identidad es la relación que mantiene con el mar. Íntima y abierta, cómplice y espontánea. El mar ha sido protagonista de las mejores etapas de la historia de Cádiz, y lo ha sido también como eje de una de sus pulsiones más puras, más auténticas y evidentes: la mezcla de culturas, cimentada en la llegada sucesiva de distintos pueblos a nuestra orilla desde el mar. Y no todos con las mismas intenciones. Sin esa riqueza de intercambio, sin esa marejada de diferencias en común, Cádiz no sería lo que es hoy. Ni su gente.

El mar, y la concepción de Cádiz como puerto relevante, se encuentran en el tuétano del esqueleto de esta ciudad que pervive en la historia. Los tiempos han cambiado, en muchos aspectos a mejor, pero no podemos obviar que en la dinámica moderna de transporte marítimo Cádiz ha perdido la trascendencia que en el mapa portuario mundial había tenido históricamente.

No obstante, sigue trabajando día a día desde la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz en ser un puerto competitivo que aproveche, al máximo, la localización estratégica que sigue teniendo la ciudad. Eso se une al tráfico de cruceros, que ha experimentado un notable auge en los últimos años, lo que ha contribuido a situar a Cádiz como uno de los puertos referencia de este tipo de buques con pasaje en nuestro país. Para la ciudad es tan importante mantener el flujo de turistas que llegan en estos barcos como que los cruceros se adapten a la normativa europea y contaminen cada vez menos, con el objetivo de que se convierta de verdad en una apuesta más sostenible, ecológica y menos agresiva con el entorno natural en el que se desarrolla. Cádiz, como ya se ha comentado, es una ciudad marítima y por eso nos importa sobre todo la calidad de nuestro mar. El turismo no puede llegar a la ciudad a costa de dañar a uno de sus recursos naturales más destacados como es el mar que la baña.

Actualmente, los terrenos portuarios de Cádiz se están viendo envueltos en un proceso transitorio de desplazamiento de la actividad de contenedores a la nueva terminal construida. Sin entrar a valorar esta nueva infraestructura, ese planeamiento abre una oportunidad indiscutible para la ciudad, porque pone a disposición de la trama urbana miles de metros cuadrados de terreno que serán objeto de lo que se ha denominado integración puerto-ciudad.

Image_01_Cuesta de las Calesas y cruceros

Cuesta de las Calesas con dos cruceros atracados que sobresalien en el paisaje urbano.

Ese proceso constituye la mayor oportunidad de esparcimiento para Cádiz, que cuenta con estrictas limitaciones geográficas y que, si sabe aprovechar el abanico de posibilidades que se le presenta en esa operación urbanística, podrá alumbrar un futuro más esperanzador y cargado de nuevas expectativas. La nueva parcela, ubicada en la zona que linda actualmente con la trama urbana, debe erigirse como un núcleo dinamizador de la vida de la ciudad desde la apuesta por amplios espacios verdes, por el mantenimiento de la actividad portuaria, por la disposición de potentes infraestructuras públicas y la combinación de éstas con una oferta de ocio, restauración y alojamiento de primer nivel, a la altura del emplazamiento en el que se focaliza el proyecto de integración puerto-ciudad. Hay muchos ejemplos que pueden servir como referente en esta integración, pero soy de la opinión de que Cádiz, fijándose en lo mejor de cada uno de ellos y también eludiendo caer en los errores de cada uno, alumbre un modelo propio que nos sitúe asimismo como una ciudad referente en este tipo de procesos. El nuevo espacio disponible debe proyectarse desde una idea moderna, casi futurista, ya que en su desarrollo se invertirán muchos años. De esta manera, es inviable articular una propuesta manejando las claves que copan este tipo de iniciativas en la actualidad; habrá que hacerlo adelantándose, en lo posible, a la sociedad que vaya a disfrutar de ese espacio, a los criterios y valores que puedan suponer referentes cuando se culmine el proyecto y sea una realidad palpable sobre el terreno.

Ahora mismo el horizonte se dibuja sostenido en varias dinámicas por la que apuestan, en su mayoría, las nuevas generaciones: la búsqueda de alternativas de ocio y dinamizadoras menos contaminante, con una movilidad funcional, limpia y diversa, más inclusiva, con una apuesta por el respeto al entorno, el equilibrio y la armonía paisajística.

En Cádiz ya hemos empezado a trabajar en algunas de esas líneas. Por ejemplo, en la ciudad se está ejecutando un carril específico para bicicletas y medios de transporte alternativos al turismo, con la idea de potenciar una forma de movilidad sostenible y reducir el tráfico más contaminante. Ese proyecto, que ya está en marcha de forma decidida desde que el equipo que lidero gestiona el Ayuntamiento de Cádiz, es indispensable para propiciar un cambio del modelo de movilidad de esta ciudad. Ese es uno de los grandes objetivos del actual mandato para concebir, en un futuro de aquí a 20 años, una ciudad mucho más silenciosa en sus medios de transporte, más sana, más amable, más cómoda y con mucho más respeto por el medio ambiente.

Junto a ello, en ese intento por revertir los vicios más anacrónicos de la movilidad en nuestra ciudad, planteamos una progresiva peatonalización de distintas vías en el casco histórico de la ciudad. Todo con el objetivo de ser un casco urbano accesible, transitable, paseable y en definitiva amable. Ya hace décadas la ciudad ha experimentado conversiones de espacios en los que estaba habilitado el tráfico rodado a espacios en los que pasó a estar prohibido este tráfico, aunque siempre lo hizo con iniciativas aisladas y en ningún caso siguiendo un plan que armonizara todas las medidas adoptadas, y que integrara esas decisiones en un conjunto más amplio de actuaciones. Atrás quedaron ejemplos como la calle Plocia, la plaza de San Juan de Dios, la plaza de la Catedral o la misma calle Ancha, todas ellas peatonales hoy día y disfrutadas por gaditanos y visitantes.

Image_02_Vista panorámica de Cádiz

Vista panorámica de Cádiz y muelle Ciudad del Puerto.

El casco histórico de Cádiz es un entramado de calles estrechas, muchas de ellas adoquinadas, y con numerosos edificios históricos de indudable valor patrimonial. El tráfico rodado excesivo perturba el encanto del centro de la ciudad, por lo que la solución más razonable es intentar reducir progresivamente su huella en lo que los técnicos llaman la almendra interior. Así, el Cádiz del futuro en 20 años podría ser, si se sigue el plan marcado por este Equipo de Gobierno, una ciudad mucho menos marcada por el paso de turismo, motocicletas, camiones y furgonetas, y en el que el peatón y la movilidad limpia y sostenible jueguen un papel mucho más destacado.

Otro de los retos que asume Cádiz en los próximos años es atemperar, en lo posible, la caída de población que lleva sufriendo en los últimos 20 años. La edad media de la población gaditana cada vez es mayor; la falta de oportunidades laborales para los jóvenes es evidente, y eso obliga a muchos a emigrar a otras zonas del país para encontrar un empleo. Nuestra máxima prioridad, pese a que no entra en nuestras competencias como administración, es tratar de potenciar la generación de empleo de calidad y digno en la ciudad. Eso contribuiría a que las nuevas generaciones de gaditanos pudieran contemplar su propia ciudad, Cádiz, como una opción para desarrollar su proyecto de vida sin tener que renunciar a metas laborales. Por otro lado, en la reversión de esa dinámica de pérdida de población también desempeña una función trascendental mejorar las condiciones de acceso a una vivienda.

Cádiz es una ciudad con poco espacio, como ya se ha dicho, y turística: la tendencia natural de la unión de estos dos factores si se carece de una regulación con sensibilidad social es el aumento progresivo del precio de las viviendas, ya sea en compra o alquiler. Ante ello, no podemos eludir la responsabilidad que nos atañe como Consistorio. Estamos poniendo en marcha medidas para mejorar el acceso a la vivienda de los gaditanos, y controlar la presión turística para que no se instaure como habitual una oferta de vivienda que excluya a las personas que quieren residir todo el año en Cádiz y privilegie al turista. El valor turístico de la ciudad reside igualmente en el mantenimiento de su identidad, y su identidad es sus gentes sobre todo. De nada serviría el laissez faire en materia de vivienda y turismo, pues la dinámica que observamos ahora mismo nos llevaría a que en unos 15-20 años Cádiz se pareciera más a ejemplos de fracaso en este sentido como Venecia que a una ciudad que aguantara el pulso al turismo más voraz, logrando un equilibrio sensato en el que se respete el carácter residencial de la ciudad frente al turismo masivo.

Y para finalizar, no podemos obviar el reto al que se enfrenta todo el planeta: cómo frenar el cambio climático y alumbrar, al mismo tiempo, un sistema mucho más respetuoso con el medio ambiente. En el caso de la ciudad de Cádiz esta lucha cobra especial relevancia, toda vez que está rodeada por el mar y cuenta por defensa frente a los embates del mar con una muralla que está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). Además, tiene un castillo adentrado en el mar como es el castillo de San Sebastián, especialmente expuesto a los temporales. El objetivo, por tanto, es trazar un plan de protección y que ayude a visualizar cómo afrontará Cádiz el inevitable cambio que sufrirá en su fisonomía desencadenado por el cambio en el comportamiento del mar y su relación para con la ciudad. En paralelo, continuaremos reclamando al Gobierno central que acometa una intervención integral y de calado en las murallas marítimas de Cádiz para que presenten su mejor aspecto y se encuentren en perfecto estado ante ese cambio que se nos viene. Y que haga lo propio con el castillo de San Sebastián. Además de que sea su competencia, los fondos que maneja el Estado son mucho mayores que los que puede llegar a manejar el Ayuntamiento de Cádiz para hacer frente a esta situación.

En los próximos 20 años Cádiz debe transitar hacia un modelo más sostenible, amable, marcado por una movilidad limpia y cómoda que no privilegie el coche privado, respetando el acceso a la vivienda y su carácter residencial. Todo ello aprovechando la oportunidad de expansión que le ofrece la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz para labrar un nuevo eje dinamizador de la vida de la ciudad, y manteniendo el nexo de unión con la actividad portuaria que, durante siglos, ha contribuido a que Cádiz viva sus mejores etapas de prosperidad.


Head Image: El muelle Ciudad del Puerto de Cádiz con la ciudad al fondo.

Article reference for citation:
GONZÁLEZ José María,Los retos de Cádiz para construir futuro PORTUS: the online magazine of RETE, n.38, November 2019, Year XIX, Venice, RETE Publisher, ISSN 2282-5789, URL: https://portusonline.org/es/los-retos-de-cadiz-para-construir-futuro/

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