Imágenes de la cocina veracruzana en el siglo XIX a través de la literatura de viaje

29 Maggio, 2015

Por ser el primer contacto con el país, los viajeros describieron a detalle innumerables asuntos desde salubridad, infraestructura urbana, comunicaciones, etc.

 

Primeras impresiones de la cocina porteña

 

Un tópico frecuentemente aludido fue la comida, las crónicas nos muestran la imagen de una gastronomía variada y original aunque no del gusto de todos, existen diferencias en sus apreciaciones dependiendo del fortuito desarrollo de su estadía; no debemos olvidar que una de las características del gusto es su estructura subjetiva, relativa y aleatoria. Por ejemplo, Brantz Mayer, diplomático norteamericano enviado a México en 1841 para ocuparse de las tirantes relaciones entre ambos países, le pareció extraña, chocante y extravagante, opinaba lo siguiente:

En mi vida he probado nada semejante a este menjurje de cebollas, tocino, ajos y chile. Por unanimidad decidimos dejar este delicioso bonne bouche a nuestros sucesores españoles, a cuyos paladares sabría esta mixtura mejor que a los estadounidenses [1].

La escocesa Frances Erskin Inglis, se hizo célebre después de haber adoptado el apellido de su marido, Don Ángel Calderón de la Barca, primer ministro plenipotenciario de España en México, y de haber viajado a nuestro país a fines de diciembre de 1839. Permaneció en México hasta enero de 1842, durante ese tiempo, Madame Calderón de la Barca conoció lugares, respiró ambientes y anotó sus opiniones que le sirvieron para escribir cartas a su familia a fin de hacerla participe de su experiencia. Su correspondencia fue publicada en Boston en 1843 bajo el titulo La vida en México. En el relato de su llegada al puerto refiere sus impresiones en torno a la cocina porteña:

Probé y esto bastó: el ajo y el aceite envolvían la carne, el pescado y las aves, servido con pimientos y plátanos y toda clase de frutas extrañas a las que todavía no puedo acostumbrarme... cocina a la española ....vera-crucificada [2].

 

Tiempo después, en otra epístola escrita con motivo de su regreso de la capital al puerto jarocho, notamos que su juicio se modifica:

 

Debo decir, y hablo por mí, que se ha realizado un cambio en mi gusto, que no en mi opinión. La cocina veracruzana, que hace dos años me pareció detestable, la encuentro ahora deliciosa. ¡qué pescado tan excelente! ¡y que frijoles tan incomparables!. Podrá ser esto una nadería como en cosas de mayor alcance, cuán necesario es para el viajero revisar sus juicios en diversos períodos a fin de corregirlos [3].

 

Seguramente, el anfitrión estimularía a los forasteros para que vieran, sintieran y degustaran los platillos regionales, y por el otro había una instintiva desconfianza por probarlos, un prejuicio culturalista en torno al gusto y consumo de determinados productos, una visión burguesa, urbana y europea del mundo, sin embargo la misma necesidad les obligó a probar, algunos conforme se fueron acostumbrando a los sabores revalorizaron sus apreciaciones.

Vendedora de legumbres_00

Vendedora de legumbres. Petros Pharamont Blanchard, 1838, acuarela sobre papel, en Veracruz primer puerto del continente.

Hubo quienes mantuvieron una mayor disposición para paladear nuevos platillos, tal es el caso del comerciante británico William Parish Roberston, gran aficionado a los viajes, antes de su traslado a México, conoció algunos países sudamericanos como Chile, Perú y Paraguay. Como era y sigue siendo costumbre de los viajeros europeos se informó acerca de la gente, la cultura y las costumbres locales; leyó a sus paisanos a quienes cita en su diario. En torno a la comida veracruzana expresa en sus cartas lo siguiente:

Te aseguro que la cuisine de Veracruz es excelente y los vinos bien fríos, de lo mejor. Así que cuando nos levantamos después del postre, a las siete, no puede sino decir: ¡oh Veracruz que calumniada eres! [4].

A modo de conclusión

La escritura y la iconografía generada por esas experiencias de viaje y la difusión de esas narraciones en el medio social y cultural de origen del viajero a través de libros y revistas, construyen un discurso multiforme (a la vez individual, único, cambiante y estereotipado) de imágenes y representaciones sobre Veracruz que forzosamente influyó en la manera en que sus habitantes se perciben y reconocen.

Notas

[1] Mayer Branz,1992: 77.

[2] Calderón, 1992:T.V:36.

[3] Calderón, 1992: T.V:58.

[4] Roberston 1992 T.V:259.

Referencias

Marquesa Calderón de la Barca, (1992) “La vida en México en Cien viajeros en Veracruz Crónicas y relatos (Poblet Miranda, ed,) México, Gobierno del Estado de Veracruz, Tomo V, pp 23-60.

 

Mayer Branz (1992) “México lo que fue y lo que es” en Cien viajeros en Veracruz Crónicas y relatos (Poblet Miranda, ed,), México, Gobierno del Estado de Veracruz, Tomo V, pp 61-96.

 

Roberston William Parish (1992) “Una visita a México, por las Islas de la India oriental, Yucatán y Estados Unidos, con observaciones y aventuras en el camino” en Cien viajeros en Veracruz Crónicas y relatos (Poblet Miranda, ed,), México, Gobierno del Estado de Veracruz, Tomo V, pp. 242-280.


Head image: Mercado 1859. Johann Salomón Hegi “Veracruz”, 1859, acuarela sobre tela en Hegi, Johann Salomon. 1989 Veracruz, de 1849 a 1860 México Grupo Aluminio.

Article reference for citation:
González Maroño María Luisa, “Imágenes de la cocina veracruzana en el siglo XIX a través de la literatura de viaje”, PORTUS: the online magazine of RETE, n.29, June 2015, Year XV, Venice, RETE Publisher, ISSN 2282-5789 URL: https://portusonline.org/es/imagenes-de-la-cocina-veracruzana-en-el-siglo-xix-a-traves-de-la-literatura-de-viaje/

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