“Todos somos flota del mismo barrio”; asegura Pablo, joven bailador de música afroantillana. Y con flota quiere decir cofradía, amistades, amigos; personas ligadas a una misma visión de vida y origen social. Y es que, por este lado del mundo, en Veracruz, la cultura popular debe parte de su existencia a este simple concepto; un término náutico que originalmente definió a un conjunto de embarcaciones unidas por una misma ocupación. Una imagen que, a lo largo del siglo XX, se convirtió en sinónimo de identidad entre los habitantes del puerto jarocho.
Pablo regresa a su lugar de baile y se integra de nuevo al ensayo. Delante de él, se oyen los sonidos de una coreografía en formación: uno, dos, tres: ¡clap!; un hombre levanta la mano y los cuerpos se integran de nuevo al paroxismo musical. Suenan los ritmos del cencerro y el tambor. Hace calor, mucho calor. Cuarenta humores, en mezcla sofocante, se mueven bajo la cadencia de un monótono compás. Cuarenta almas y un líder bailador que va llevando el pulso del instante: uno, dos, tres: ¡clap! y el ritmo otra vez cambia al unísono su posición.
Es la comparsa “Auténticos salseros de Casas Tamsa”, un grupo de bailadores aficionados que, año tras año, recrean sus propias coreografías de cara a las fiestas del carnaval. Sus integrantes son originarios de Boca del Rio, una entidad al sur de Veracruz; un municipio, que en el último tercio del siglo XX, pasó de ser un pueblo de pescadores a una galería de construcciones opulentas. A pesar de su aparente progreso, la ciudad no ha perdido su identidad festiva gracias, y sobre todo, a los habitantes de sus suburbios populares. Este es el caso de los “Auténticos…”, vecinos y familiares de una misma localidad; quienes se definen a sí mismos como originarios de un legítimo barrio trabajador. De ahí su nombre: Auténticos. Nada de copias y simulaciones turísticas. En materia de cultura popular, la resistencia a la privatización de sentimientos es el último refugio de las identidades locales.
Durante los meses previos al carnaval, esta agrupación articula y bosqueja, noche tras noche, una singular galería de pasos que a la postre presentará. De esta forma, “Los auténticos…”, al igual que otras comparsas de la región, representa el mejor rasgo identitario de la sociedad veracruzana: su histórica adhesión al concepto de fiesta popular. Una particular forma de vida que tiene sus raíces en el carácter hispano-barroco; ese mismo que Rousset definiría como una estructura de la imaginación que mediatiza la realidad objetiva. Un fenómeno que, en regiones como el puerto jarocho, y Boca del Río, nunca ha pasado como un acto reflexivo; sino más bien, como un hecho en sí mismo.
“Darle al sudor lo suyo y darle al sueño / y al breve paraíso y al infierno / y al cuerpo y al minuto lo que piden” escribe Octavio Paz en su poema La vida sencilla. Y es que, para las comparsas jarochas, el concepto de fiesta se traduce en una tregua que funciona como un elemento importante de expresión; un remanso ajeno a todo tiempo articulado, pero ligado a los placeres de la fantasía. Un discurso social que refleja de algún modo los rasgos históricos de la región (prodigalidad, espacio y dinamismo); donde se condensa una original lectura de la sociedad veracruzana. Si las ciudades son las personas, Veracruz, y su vecina Boca del Río, es, a través de sus numerosas flotas y comparsas, una declaración urbana a la vida; mediante las verdades primitivas del ritmo y la danza popular.
Referencias
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Entrevistas
(Disponibles en: https://las-dos-orillas.tumblr.com/)
Adolfo López Santiago. Veracruz, Ver. 27 de octubre de 2014.
Guido Munch Galindo. México. D.F. 17 de septiembre de 2013.
Horacio Guadarrama. Xalapa, Ver. 16 de julio de 2011 / 1 de agosto de 2013 / 23 de agosto de 2013.
Pablo Solís y Giovanni Vásquez. Boca del Río, Ver. 4 de junio de 2013.
Head image: Desfile nocturno. (Foto: Rafael Valdivia)