En el lado oriente de la Cordillera de Los Andes, se origina un extenso sistema fluvial que recorre con sus aguas en dirección poniente un llano y ameno territorio hasta desembocar en el siempre imprevisible Océano Pacífico. Poco antes de su encuentro con el mar, varios afluentes se cruzan virtuosamente sobre un terreno de inmejorable situación, caracterizado por una meseta natural situada aproximadamente a nueve metros de altura sobre el curso natural del río y un brusco giro de más de noventa grados en su curso fluvial, permitiendo erigir una locación estratégica, tanto para el avistamiento lejano como para una defensa natural frente a ataques e invasiones. Aquí -basado en antecedentes arqueológicos e históricos-, han permitido documentar extensamente y por cientos de años, un asentamiento humano constante. Ainilebu, o “nueve ríos”, según traducción hispánica, fue el nombre con el cual los mapuche-huilliches reconocían a este río de singulares atributos y optimas condiciones para la navegación en pequeñas embarcaciones, posibilitando la conexión entre el océano y las tierras interiores.
Sin embargo, esa sola referencias de localización [1] no pareciera ser suficiente para ofrecer recuento de un lugar recóndito y remoto, ubicado en el extremo Sur del continente americano, y tal como demuestra la imagen anterior, desde el Océano Pacífico -costado izquierdo-, para poder arribar a la ciudad -costado superior derecho del mapa-, se debían surcar río arriba varios tributarios, los cuales dificultaban el certero trayecto y, en consecuencia, resguardaban a sus habitantes del furtivo acecho de foráneos navegantes. A pesar de estos antecedentes, diversos sujetos a lo largo de la historia, fueron atraídos por fantásticos relatos sobre un lugar con abundantes riquezas en oro y plata, colocando aquí su atención y emprendiedno extensos viajes a lo largo de “medio mundo” para acercarse a desafiar las condiciones del sitio y a sus originales ocupantes. Así, en una primera acción, los conquistadores hispánicos guiados por el capitán Pedro de Valdivia, fueron quienes se atrevieron a desafiar a esos habitantes mapuches, disputándoles con fuego y hierro la posesión del estratégico lugar, hasta lograr su tenencia y re-fundar el sitio con el nombre de “Santa María la Blanca de Valdivia” (1552). Aquella fue la acción indiciaria que anexó este enclave bajo administración europea que, dada su locación y conexión inmediata -pero abrigada- con el Océano Pacífico, la convirtieron entre los siglos XVII y XIX en una plaza estratégica e ineludible en los itinerarios marítimos desde y hacia Europa, llegando a ser conocida como “la llave del mar de sur”. El apetito aumentó sobre este lugar, y en el siglo XVII, una expedición holandesa comandada por Hendrick Brouwer intentó entablar alianza con la sociedad mapuche desterrada (1643). Posteriormente, con el cometido de la naciente República de Chile (1818), estas tierras -junto a otras más al sur- habían quedado separadas de la administración central [2], razón por la cual se impulsó una Ley de Colonización (1845) que facilitó el arribo de inmigrantes europeos -alemanes en su mayoría- con el propósito de incentivar el desarrollo capitalista y la explotación productiva de sus tierras.
No obstante los acontecimientos apuntados [3], los sucesos más reciente en la ciudad, así como la situación actual en torno a su desarrollo urbano y paisajístico, no parecieran expresar nítidamente esa extraordinaria historia de seducción para navegantes, exploradores, naturistas, capitalistas y emprendedores. La historia de Valdivia es la historia de un lugar codiciado, disputado e intrigante, en la cual se vierten experiencias y evidencias de diversa procedencia y naturaleza, convirtiéndola en una ciudad con una inmejorable capacidad de brindar interpretaciones y lecturas, alimentando permanentemente su propia historia.
Con estas consideraciones, organizar un número de PORTUS dedicado completamente a la ciudad de Valdivia-Chile, podría entenderse como un esfuerzo desmesurado, toda vez que la extensión y el acotado número de contribuciones soportadas en la revista, no permitirían exhibir las cuantiosas evidencias e interpretaciones posibles de desarrollar. Empero, esta limitación, consideramos que la cadencia entre los distintos trabajos aquí presentados, proporcionan trazas de esa acumulación que forjase para la ciudad y su entorno ser un lugar tan codiciado en el cono Sur de América.
El número se ha distribuido en 4 secciones generales, con el propósito de organizar las diversas contribuciones por afinidades temáticas y de esta manera orientar la consulta por parte del lector. La primera de ellas contiene artículos de mayor extensión, con textos acomodados a exponer y relatar la condición fluvial del entorno en el cual se inserta la ciudad. Estas contribuciones se resuelven desde unas con marcado acento histórico y arqueológico, hacia otras con una mirada más próxima a la Arquitectura, tanto en el lenguaje como en la representación.
La segunda sección, con un enfoque preponderante en la ingeniería, exhibirá de manera concreta, antecedentes naturales y morfológicos del entorno ribereño urbano y circundante, amplificando con ello la mirada y las posibilidades de revisión de antecedentes recopilados por otra disciplina, pero, por cierto, capaces de dialogar armónicamente con la toma de decisión en la planificación territorial y sus afectaciones naturales.
La tercera parte, está centrada en diversas acciones e intervenciones realizadas a la fecha, así como de otras a concretarse en el mediano plazo, todas coincidentes en colocar el foco principal de su desarrollo en el potenciamiento del ambiente fluvial disponible, lo cual será posible de identificar en algunos proyectos de ordenamiento capaces de orientar una visión de ciudad, así como otros muy específicos por su temática como son el conjunto de museos universitarios y el museo de sitio en el Monumento Histórico “Fuerte San Luis de Alba”. Esta sección concluirá con una reflexión proveniente desde la asociación gremial regional de Arquitectura sobre el impacto de la inversión pública, el sentido de ellas en un entorno urbano diverso y el diálogo con la ciudadanía; materias actualmente en pleno debate nacional.
Finalmente, la cuarta sección, expondrá diversas acciones tendientes a formular una visión urbana y regional basada en los atributos marítimos y fluviales reconocidos, tratando de dilucidar las potencialidades locales y su inserción en el circuito global de ciudades fluviales.
De alguna manera, todas estas contribuciones nos ofrecen una mirada diacrónica, pudiendo auscultar evidencias de diversa índole, precisando en diversos puntos de análisis y centrando su atención a la evolución en el tiempo, sin minimizar cada una de ellas al mero presente que acontece, incitando una mirada renovada sobre la ciudad y su entorno. Las posibilidades de imaginar una ciudad ligada y armónica con ese sistema fluvial esta ahí, presente, a la espera que los diversos actores involucrados puedan aunar sus esfuerzos y así, devolverle a la ciudad de Valdivia el atractivo que por largos siglos cautivó a propios y extraños. Una de esas visiones es la que el arquitecto alemán Ernst Kasper ofreció en un seminario internacional en el año 2003, en la que propuso habilitar al río Valdivia como eje central de la ciudad, imaginado, ahora, como una calle navegable sobre la cual toda la ciudad se volcaría y comunicaría [4]. Este es sólo un ejemplo posible, como tantos otros que en este mismo número se dejan entrever, a la espera de una posible materialización.
Finalmente, queremos agradecer a todas y todos quienes contribuyeron con sus valiosos aportes a la concreción de este número del PORTRAIT publicado en la revista PORTUS y dedicado a la ciudad de Valdivia, donde el esfuerzo editorial estuvo dirigido a tratar de incluir tanto a actores del medio local como regional, a privados y públicos, organizaciones e instituciones, así como también a profesionales independientes, procurando de esta manera organizar un contenido que incluyese diferentes materias y disciplinas, con el propósito de ofrecer a los lectores una visión selectiva pero amplia de los valores y atributos que atesora el entorno y la ciudad.
Notas
[1] Ubicación geográfica: 39º48’51”S; 73º14’45”O.
[2] Lo conocido como Provincia de Valdivia, esto es, la zona limitada al norte por los territorios ancestralmente ocupados por el pueblo Mapuche -La Araucanía- y, hacia el sur, el conjunto de islas que conforman la puerta de entrada a la Patagonia chilena -el Archipiélago de Chiloé-, y de los cuales, Valdivia era el centro político-administrativo más relevante.
[3] Por cierto que un número mayor de acontecimientos, pero dada las características de la publicación, así como la extensión de esta introducción, sólo nos hemos limitado a señalar algunos de los más significativos.
[4] Ernst Kasper (1935-2008) fue un arquitecto alemán y profesor por más de treinta años de la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, donde llegó a convertirse en Profesor Emérito. Profesionalmente concentró su práctica en la ciudad de Aachen. Entre los años 2000 y 2008 fue profesor invitado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Austral de Chile, y en el año 2007 fue nombrado Profesor Extraordinario en la misma Casa de Estudios. Para más información: Cordero Jahr, E., & Sarralde, J. (2017). ERNST KASPER. AUS [Arquitectura / Urbanismo / Sustentabilidad], (3), 9-12. doi:10.4206/aus.2008.n3-08.
Head Image: Frente urbano de la ciudad de Valdivia en la actualidad. (© Andrés Horn, 2020).