Escuchar a la obra como quiere ser hecha. Reciclaje industrial en Puerto Bories

24 Novembre, 2019

Declarado monumento histórico nacional en 1996, las edificaciones y restos del ex frigorífico Puerto Bories, en el Seno de Ultima Esperanza, región de Magallanes y Antártica chilena, fueron recuperados y reciclados en una reconversión programática hacia infraestructura hotelera.

Puerto Bories se fundó por mandato de la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego [1]. Funcionó desde la habilitación de la grasería, en 1902, y hasta el término de la concesión, en 1969. Fue factor determinante en la fundación y crecimiento de la capital provincial, Puerto Natales (1911), y se constituyó en uno de los impulsores del desarrollo de la industria ganadera en la Patagonia chilena.

Alejado 5,5 kilómetros al nordeste de la actual ciudad de Puerto Natales, con una curtiembre, cámaras frigoríficas, una fábrica de conservas y la grasería, quedó en la historia del desarrollo industrial de Chile en el siglo XX. Con un estilo arquitectónico post victoriano, por casi siete décadas fue uno de los mayores motores económicos de la zona y una de las causas del rápido crecimiento de Natales, que vio en la producción ovina un rol fundamental. Este frigorífico fue el centro en el que millones de ovejas fueron procesadas, congeladas y exportadas como carne y lana a los mercados internacionales, preferentemente europeos.

Las instalaciones contaban con 12 cámaras y 5 bodegas frigoríficas, donde se almacenaban hasta 180.000 lanares y 850.000 toneladas de carne congelada. Fue abandonada al finalizar las operaciones, y en el año 1998 son adquiridos parte de los terrenos por la sociedad Golden Dreams, quienes al año siguiente comienzan un lento proceso de recuperación patrimonial que no concluye sino hasta el año 2011, momento en que finaliza la obra de recuperación y reciclaje por parte del arquitecto Pedro Kovacic para dar cabida al Hotel “The Singular Patagonia”.

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Techumbre de las instalaciones frente al Seno de Ultima Esperanza. (Autor: Pedro Kovacic)

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Volúmenes patrimoniales antes de la intervención. (Autor: Pedro Kovacic)

Un proyecto sin proyecto

Albergar un hotel de alto estándar en unas instalaciones industriales deterioradas por el paso del tiempo, el descuido y los hurtos, hicieron que la lógica de actuación de Kovacic no fuese la de imponer, ni generar algo previo al lento proceso de descubrimiento de los vestigios ocultos. Con un sentido de artesanía y respeto profundo el arquitecto decide en primera instancia, no hacer, sino, más bien, dejar aparecer. Una especie de arqueología de la obra que poco a poco encuentra hallazgos materiales y espaciales y directrices de actuación proyectual.

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Planta general de situación original con volúmenes nuevos. (Autor: Pedro Kovacic)

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Planta proyecto. (Autor: Pedro Kovacic)

Dentro de los ‘descubrimientos’ está una planta de las naves de la curtiembre semi sepultada por restos de conchales. También un sinnúmero de ladrillos ingleses que habían sido utilizados como relleno en parte de los terrenos, los que fueron recuperados y usados para restaurar muros estropeados y ultrajados. En el interior de las naves aún permanecían restos de maquinarias y artefactos de los procesos productivos. Todo ello comenzó a susurrar.

El complejo comprende una muelle de carga, los pabellones de factoría y frigorífico, junto con algunos elementos singulares que estaban presentes, dando carácter y delimitando el espacio de actuación. Los principales íconos son un gran muro que confinaba los pabellones frigoríficos -inexistentes al momento de comenzar la intervención- y la chimenea junto a la prensa de cueros.

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Pabellón de habitaciones entre muros del ex frigorífico. (Autor: Pedro Kovacic)

Poco había que proponer, lo más sensato era esperar las revelaciones totales del lugar, que se develara por completo, más allá de su imponente entorno geográfico y condiciones climáticas subantárticas.

Sin forma

Así, poco a poco, el lugar comenzó a sugerir fuertemente qué debía hacerse en él. El arquitecto, de forma respetuosa, escuchó delicadamente cada una de esas señales. Por ello el proyecto no tiene una forma, porque la forma no es el problema, menos en este caso. La morfología ausente es la necesaria para solucionar y lograr todos los cometidos propuestos: recuperación y puesta en valor patrimonial, a lo que se agregan las nuevas instalaciones para un hotel de lujo, pero cuyo valor resultaría ser su pasado recuperado.

Las decisiones proyectuales apuntaron a mantener todo lo original posible y rescatarlo. Esa recuperación significó habitarlo, darle nuevo uso de tal forma que en los pabellones existentes se distribuyeron todas las actividades y programas del hotel en conjunto con un museo. Con excepción de las habitaciones que se emplazan fuera de los volúmenes existentes, el proyecto es alojado dentro del programa y cuerpo original, habitado programáticamente la historia, como museo transitable por el huésped.

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Interior recuperado, salones de estar y comedores. (Autor: Pedro Kovacic)

Las habitaciones se dispusieron sobre las fundaciones de lo que fueron los galpones frigoríficos, quedando contenidas entre el gran muro de ladrillos y la antigua sala de máquinas y calderas. El cuerpo arquitectónico correspondiente a las habitaciones es neutro, sin atributos formales, pero pleno de virtudes arquitectónicas. A pesar de su materialidad de acero y cristal con su fachada enfrentando mar calza con sorprendente naturalidad. En su orientación hacia el acceso del complejo hotelero, su fachada es un continuo entramado de madera que recuerda los frigoríficos pioneros, cuya altura respeta la jerarquía de los pabellones post victorianos.

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Vista general desde el muelle de carga. (Autor: Pedro Kovacic)

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Fachada entramado de madera en volumen de habitaciones. (Autor: Pedro Kovacic)

En el interior de cada volumen preexistente, el programa se dispone sin tocar, como un invitado que se sitúa sutilmente en una nueva espacialidad interior, que es albergada y contenida por el patrimonio, en un dialogo fructífero para ambos. Pasillos que buscan flotar, programas encajados quirúrgicamente en todos los entre que la historia dejaba posibles, hacen de este proyecto una obra cuya planificación proyectual radica en una lógica general permanente, pero también en muchas decisiones puntuales que debían conservar esa razón de ser global.

La acción de apego, cuidado y vigilancia de la obra por parte del arquitecto es determinante. La suma de decisiones no proyectables, pero que configuran el resultado final, recuerdan las lógicas de acción de Peter Zumthor, pues -cual ebanista- se precisaba un control general del resultado esperado, pero renunciando a la acción material nueva como factor de concreción.

Entonces son los materiales de proyectación los que cambian. En un acto de depuración, se entiende que la obra debía estar llena de renuncias de autor, para alcanzar su presencia material desde el delicado y apropiado trabajo atmosférico determinado por los materiales, por los artefactos industriales, por las estructuras originales, por las maquinarias, por esa reminiscencia o fragancia a pampa magallánica que presenta claros y oscuros porque recibe el ángulo solar muy inclinando, haciendo propia la inconmensurable bastedad de la tierra austral.

Lógica Interna

El proyecto se resuelve con un único quiebre de la ortogonalidad, un nuevo ángulo en planta permite múltiples beneficios: solucionar el acceso, la entrada del funicular, las circulaciones interiores y exteriores, los cambios de nivel y las interconexiones de los espacios interiores. Ese nuevo ángulo posibilita un dialogo positivo entre los nuevos elementos programáticos y el orden anterior, como sedimento partícipe del nuevo habitar.

Con justeza el proyecto completo solo ejecuta tres incisiones puntuales en la tectónica de las edificaciones originales. Tan solo con esas tres acciones quirúrgicas se logra comunicar y resolver toda la complejidad de funcionamiento del hotel. La antigua sala de máquinas es abierta en tres direcciones: hacia la curtiembre, hacia los ex frigoríficos y hacia el pabellón de secado de carne. Respectivamente, salones, bares y comedores, habitaciones y acceso se conectan con estas tres incisiones.

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Nuevo acceso al hotel. (Autor: Pedro Kovacic)

El trabajo de iluminación artificial cumple el rol de puesta en valor patrimonial, de enunciador de los materiales, de la estructura y la riqueza interior en las edificaciones existentes. Contrapuestamente a la estrategia anterior de potenciar el interior patrimonial, el volumen nuevo es iluminado para ser visto desde el exterior en la oscuridad, como una referente sereno, sin pretensiones. De esa forma el cuerpo nuevo durante el día presenta la típica expresión neutra y hermética de las construcciones industriales pioneras de la región, construyendo un filtro material y lumínico que, desde el interior, deja entrever la geografía circundante.

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Interior del pabellón de habitaciones. (Autor: Pedro Kovacic)

El volumen nuevo de las habitaciones es respetuoso en su altura con las edificaciones patrimoniales. Reconoce la oxidación del metal en la intemperie y no lo niega. Se acristala casi completamente en una decisión mimética y de pleitesía a los cielos y las vistas de Ultima Esperanza. Como último gesto poético, el arquitecto, recoge todos los maderos originales tirados, los recupera y los hace enfrentarse al paisaje, tal como lo hace la vida en estos climas tan extremos: sin contemplaciones.

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Pabellón de habitaciones en su relación con los restos patrimoniales y el borde costero. (Autor: Pedro Kovacic)

La obra de recuperación y puesta en valor del ex frigorífico Puerto Bories es un ejemplo de respeto y mesura. También es la expresión simple del pensamiento complejo, sin arquetipos previos, desnudo, al encuentro de lo que la obra susurra al autor para decirle como quiere ser hecha.

Nota

 

[1] Empresa ganadera chilena, la más importante de la Patagonia chilena y argentina, fundada en 1893 y disuelta en 1973. En su esplendor llegó a contar con alrededor de tres millones de hectáreas de terreno.


Head Image: Trabajadores en la faena del frigorífico. (Autor: Carlos Foresti, Álbum Última Esperanza)


Article reference for citation:
BARROS Fabián,Escuchar a la obra como quiere ser hecha. Reciclaje industrial en Puerto Bories PORTUS: the online magazine of RETE, n.38, November 2019, Year XIX, Venice, RETE Publisher, ISSN 2282-5789, URL: https://portusonline.org/es/escuchar-a-la-obra-como-quiere-ser-hecha-reciclaje-industrial-en-puerto-bories/

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